Implantes dentales en Oviedo

Los implantes dentales son dispositivos de titanio diseñados para integrar dientes artificiales en la boca del paciente. Se utilizan para reemplazar piezas dentales que están en mal estado o que se han perdido debido a traumatismos, desgaste, caries o enfermedades periodontales.

Estos implantes son una solución completa que sustituye la estética y la funcionalidad de un diente natural. Proporcionan resultados altamente satisfactorios y permiten la recuperación permanente de la sonrisa del paciente.

El implante dental consiste en tres componentes principales:

1. El cuerpo: Esta pieza metálica se inserta en el hueso de los maxilares y actúa como una raíz artificial, proporcionando una base sólida para la prótesis dental.
2. El pilar: Este componente conecta el cuerpo del implante con la prótesis o corona. Sirve como un elemento de unión entre el implante y la parte visible de la prótesis.
3. La corona: La corona es la parte superior esmaltada que reemplaza la porción visible del diente perdido. Cumple todas las funciones originales del diente natural, incluyendo la masticación y la estética, ayudando a mantener una sonrisa natural y funcional.

Los implantes dentales pueden clasificarse en diferentes categorías según diversos criterios, como su forma, su superficie, su material o su método de colocación. Aquí te presento algunos tipos comunes de implantes dentales:

1. Implantes endoóseos: Son los implantes más comunes y se colocan directamente en el hueso maxilar o mandibular. Estos implantes suelen tener forma de tornillo o cilindro y se utilizan para reemplazar dientes individuales o múltiples.
2. Implantes subperiósticos: Estos implantes se colocan debajo del tejido gingival, pero sobre el hueso maxilar o mandibular. Son menos comunes y se utilizan principalmente en pacientes con una cantidad insuficiente de hueso para soportar implantes endoóseos.
3. Implantes cigomáticos: Son una opción para pacientes que tienen una cantidad insuficiente de hueso en el maxilar superior. Se anclan en el hueso cigomático (pómulo) en lugar del maxilar.
4. Implantes pterigoideos: Son similares a los implantes cigomáticos pero se anclan en el hueso pterigoideo, que se encuentra cerca de la articulación temporomandibular (ATM).
5. Implantes de carga inmediata: También conocidos como implantes de carga inmediata o implantes «dientes en un día», estos implantes permiten la colocación de una prótesis dental temporal o definitiva poco después de la inserción del implante.
6. Implantes basales: Son una opción para pacientes con una cantidad limitada de hueso, ya que se colocan en áreas donde el hueso es más denso y no requieren una cantidad significativa de hueso para soportarlos.

Los implantes dentales están hechos de materiales que son biocompatibles, lo que significa que son seguros para su uso en el cuerpo humano y no causan reacciones adversas. Los materiales más comúnmente empleados en la fabricación de implantes dentales son:

1. Titanio: Es el material más utilizado en la fabricación de implantes dentales debido a su excelente biocompatibilidad, resistencia y capacidad para integrarse con el hueso (osteointegración). Los implantes de titanio vienen en diferentes formas y superficies para adaptarse a las necesidades específicas de cada paciente.
2. Zirconio: Este material cerámico se ha vuelto cada vez más popular en los últimos años debido a su estética, resistencia y biocompatibilidad. Los implantes de zirconio son de color blanco, lo que los hace más parecidos al color natural de los dientes y adecuados para pacientes con encías delgadas o transparentes.
3. Aleaciones de titanio: Además del titanio puro, se utilizan aleaciones de titanio para la fabricación de implantes dentales. Estas aleaciones pueden tener propiedades mecánicas mejoradas y pueden ser más económicas de fabricar.
4. Cerámica: Además del zirconio, se pueden utilizar otras cerámicas como el óxido de aluminio o el óxido de circonio para fabricar implantes dentales. Estos materiales cerámicos pueden ser una opción para pacientes alérgicos al titanio o que prefieren una opción completamente libre de metal.

La fijación del implante dental se logra a través del proceso de osteointegración, que es el proceso natural en el que el cuerpo del implante se fusiona con el hueso sin la intervención de fibras intermedias. Este proceso generalmente requiere de 4 a 6 meses para completarse y está influenciado por varios factores, como la densidad ósea maxilofacial, el historial clínico del paciente y sus hábitos.

Durante este período, es crucial que el paciente evite fumar, ya que el tabaco puede retardar la osteointegración, aumentar el riesgo de infección y, en última instancia, provocar el rechazo del implante dental.

Sí, es fundamental reemplazar las piezas dentales perdidas, ya que la ausencia de estas conlleva una carga adicional para las que permanecen, lo que puede provocar un desgaste excesivo. Además, los espacios vacíos pueden resultar en el desplazamiento de los dientes adyacentes, lo que puede causar problemas estéticos y de mordida.

En comparación con los métodos tradicionales de dentaduras fijas, que a menudo requieren tallar los dientes vecinos para colocar los puentes, los implantes fijos ofrecen una ventaja significativa. Con los implantes, no es necesario alterar los dientes naturales circundantes, ya que se instalan de manera independiente, preservando así la integridad de las piezas dentales existentes.

Es importante considerar que los implantes dentales ofrecen una mayor resistencia y estética en comparación con las prótesis removibles. Además, los implantes son notablemente más estables a largo plazo. Las prótesis dentales fijas distribuyen las fuerzas de masticación de manera más uniforme entre los implantes que las soportan, lo que contribuye a una mayor durabilidad y funcionalidad a largo plazo.

Es crucial considerar la edad como un factor importante antes de proceder con la colocación de un implante dental. En primer lugar, es obligatorio que el paciente sea mayor de edad para solicitar este tipo de tratamiento. En segundo lugar, los profesionales recomiendan esperar hasta los 23 o 25 años, cuando el desarrollo facial se haya completado, para garantizar resultados óptimos y prevenir posibles complicaciones asociadas con el crecimiento y desarrollo aún en curso.