Clínica dental Oviedo
Desde siempre, la Odontología ha estado asociada a dolor y miedo al dentista. El dolor de muelas ha sido uno de los dolores más insoportables para la población.
En la clínica dental el paciente experimenta una situación novedosa y ante la cual no sabemos cómo va a ser capaz de reaccionar. Todo ello, unido a lo que ha oído de otras personas o lo que ha podido experimentar, provoca que sea una situación ansiógena.
La fobia dental es un tipo de ansiedad incapacitante y bloqueante de un nivel tan alto que quien la padece no puede afrontar la situación odontológica, evitándola todo lo que puede. Estos pacientes prefieren perder todas sus piezas dentales y seguir con el dolor, antes que acudir al dentista. Lo más frecuente es encontrarnos con el paciente fóbico en una situación bucodental muy decadente.
La fobia dental es un problema tanto para el paciente, ya que es un gran obstáculo para poder mantener una correcta salud bucodental, como para el odontólogo, que se siente impotente ante una correcta atención a la fobia del paciente.
Existen diferentes estímulos que pueden desencadenar la fobia dental:
- Ruido de la turbina
- Olores en la clínica dental
- Sillón dental
- Bata blanca
- La inyección
- Ver la aguja
- Sensación de estar anestesiado y no notar nada
- No poder tragar
- Estar tumbado boca arriba
- No poder cerrar la boca cuando quiera
- Sensaciones y sabores extraños
- Regañina del doctor
- Comenzar el tratamiento antes de que haga efecto la anestesia
- Percepción de daños a su integridad física
- Trato inadecuado por parte del personal de la clínica.
El tratamiento de fobias lo tiene que realizar un psicólogo clínico especializado y con conocimiento sobre esta fobia. Sólo así el tratamiento tiene eficacia. El equipo dental puede y debe colaborar en la prevención de la fobia dental.
Conocer el nombre del paciente, acompañarle, preguntarle, que la persona sienta que en ese momento sólo se está atendiendo a su situación de salud dental…eso produce un bienestar que hace que fidelicemos al paciente y que vuelva. Si una persona está a gusto en la clínica dental, volverá. Y esto lo produce el trato con el paciente, no el dolor, porque el paciente ya sabe que le puede molestar un tratamiento y está preparado para ello. Lo que no acepta es que no se le trate con respeto, con aceptación y con interés.